maldita gayina

El Pumas vs gayinas no es un clásico.

Por Jesús Navarro Saracibar (jesus@pumasfutbol.com)

Algunos medios de comunicación se empeñan en hacer del Pumas vs Gallinas un clásico. Me parece que no es necesaria su charlatanería mediática para hacer más atractivo este duelo. La afición universitaria, la que más gente lleva a los estadios en México, espera siempre con ansia la visita de las gallinas al Estadio Olímpico y no por darle importancia al rival sino por el mero placer de poder festejar (si se da el caso) un triunfo ante lo antagónico, ante lo que representa por mucho todo lo contrario de lo que la UNAM y sus Pumas representan. Por un lado tendremos a un equipo representativo de la máxima casa de estudios de Latinoamérica, por el otro lo que podría ser considerado como el equipo representativo de la máxima casa de la estupidez y de la manipulación informativa del país, y quizás también en gran medida de Latinoamérica, Televisa.

Eso prende a una afición auriazul que en su mayoría sufrió aquel histórico robo en 1985 en Querétaro...
y las cuantiosas ocasiones en las que las gallinas casualmente se veían beneficiadas por errores arbitrales...

Los clásicos suelen ser producto de una rivalidad exaltada por los medios de comunicación en su afán por atraer la atención y posteriormente la preferencia de los aficionados. Pumas vs Gallinas no es un clásico, la rivalidad quizás sólo fluye en una sola dirección y esto no es, como dicen por ahí, por la grandeza de un equipo o de otro, sino por la naturaleza de los aficionados de las gallinas. Son apáticos e irracionales, incapaces de llenar la planta baja de su estadio y de estar siquiera en las buenas con su equipo. Producto de una influencia televisiva de la década de los 80’s y carentes de criterio 20 años después, los también conocidos como “hijos de chabelo” no pueden competir como afición con la de Pumas. Un ejemplo de ello es el porcentaje de asistencia en cada uno de los estadios. En CU, 90% de asistentes van vestidos de azul y oro, el restante 10% suele ser gallina. En el Azteca, esos porcentajes se dividen en 50% y 50%. Pobres, la tele y las millonarias inversiones que hacen les inflan sus expectativas y al final sólo tienen algo que festejar cada 10 años y eso opacadas por las dudas que suelen causar sus triunfos.

Con todo y la aparente mafia en el manejo del boletaje para el próximo domingo y los altos costos que han alcanzado los boletos en la reventa, tengan por seguro que el Estadio Olímpico lucirá un lleno espectacular y que estará pintado de azul y oro prácticamente en su totalidad.