martes, mayo 31, 2011

Recuerdos de una Mente Asesina (r1)


Tomé el cuchillo por el mango, ese, aquel que había comprado meses atrás, para, precisamente, hacer lo que tenía en mente, y era solo cuestión de esperar el momento adecuado.
La enorme ventaja de que te conozcan cuando piensas secuestrar a alguien, es que nadie de esas personas se lo espera, confían en ti, te conocen de años y jamás les pasará por la cabeza que serías capaz de algo así, y claro, menos sospechar de ti, aunque algunos dicen y piensan que siempre se sospecha de algún conocido o persona cercana a la víctima, depende del perfil que tienes y el ser cauteloso, para que no les pases por la cabeza, y si es así, que seas descartado pronto, y es que vamos, si vas a hacer algo así, lo haces bien o mejor no lo haces.
Gracias a esa ventaja, pude llegar fácilmente a ella, sin que nadie se opusiera, ni siquiera ella misma, y así fue fácil tomar mi ventaja, aprovecharme de la situación y proceder a cometer el acto. Teniéndola ya conmigo, el momento clave o decisivo fue el llevar a cabo el acto, porque una parte de mi quería darle otra oportunidad, tenía una ligera fé en ella, pero esa ilusión se desvaneció en un segundo, recordé por lo que me hizo pasar, lo que me hizo pensar, hacer, sufrir y atravesar a lo largo de semanas y meses, algo que no se le hace a alguien que supones querer. Al tenerla ahí, en la cama, silenciosa, quieta, calma, como ida, y paseándome por toda la habitación, le relaté todos y cada uno de esos momentos imborrables, meses y años de vida que pasamos, que después tan sencillamente se esfumaron así no'mas, no valoró lo que tenía, y a pesar de que me habló con palabras para tratar de arreglar lo que no tenía arreglo, no caí, no como tiempo atrás, cuando fui timado y burlado, no mas, si algo aprende uno, es a no cometer los mismo errores, y así, mientras relataba, recordaba, ella me miraba con esos ojos, me aventaba esa mirada impávida, esa vista incrédula, y es que no podía creer lo que escuchaba, jamás le pasó por la cabeza estar en esa situación, mientras yo seguía dándole vueltas a la habitación y la miraba mientras yo hablaba, la idea se iba consumando, el calor era dominante, el sudor corría por mi frente, bajaba por la suya, mis manos se paseaban el cuchillo, mis pies daban una y otra vuelta mas, mi voz se iba quedando ronca, fui por un vaso de agua a la cocina, le hubiera ofrecido pero, que caso tenía? Darle una esperanza o respiro que se le iban de las manos, no. Así que volví refrescado y listo para darle fin al asunto. La música sonaba de fondo, Staind con "For You" (I sit here locked inside my head, remembering everything you've said) casi como si lo hubiera planeado para el momento, pero no, no fue así, la canción sonó en ese momento porque así lo quiso el destino, porque a veces la vida se ríe de ti cuando ya llegó la muerte, y mientras ella gemía, se agitaba y exaltaba, se estiraba y trataba de decirme algo, yo decidí que era ya momento de ponerle fin a su sufrimiento. El cuchillo, que brillaba como estrella se fue manchando de ese liquido rojo que nos corre por el cuerpo, fue enterrado una y otra vez en su inmóvil cuerpo, que se fue quedando quieto y sin fuerza con cada acuchillada que le daba, una tras otra fueron acabando con la vida mortal de su cuerpo, la sangre manchó las paredes una y otra vez, las sábanas se pintaron de rojo carmín, el piso fue alcanzado por algunas gotas, la ventana también, mientras la poca luz solar iluminaba ténuemente la habitación y "Outside" sonaba en las bocinas, la hoja del cuchillo fue ligeramente dañada por sus huesos y alguno que otro órgano interno, pero nada que pudiera impedir el término de la obra, el mango, así como mis manos estaban bañadas en sangre, mi playera y mis jeans también, cuando sentí que era suficiente, que me había llenado de gozo y de satisfacción paré, hincado frente a ella, con las manos ensangrentadas y el cuchillo en la derecha, la contemplé, fotografié en mi mente la escena, volteé a la izquiera, a la derecha, al frente y me recosté en la cama junto a ella, le dije unas palabras que me guardo solo para mi, le cerré los ojos, encendí un cigarrillo y me lo fumé a su lado, me habré quedado dormido al término del mismo unos cuantos minutos, volteé a ver la hora y el reloj marcaba la 1:16, "Es temprano", pensé, así que me volví a recostar y disfruté de nuevo del lugar y el momento. Ya no pensaba en ella, pensaba solo en mi y lo que seguía, lo demás, es historia.

3 comentarios:

Author. dijo...

el cigarrillo.. woooooow! que detalle! requetelike!

homero dijo...

si, debo reconocer que fue cosa del momento... bien aplicado!

homero dijo...

Anoche me dijeron que "Mis respetos, hay que tener muchas pelotas para publicar algo así."